Pol Sampietro Tortosa pintó este cuadro el 31 de abril de 2020 en Barcelona en pleno confinamiento debido a la pandemia del Covid-19. El lienzo, de la marca Chely, era blanco y preestirado, realizado con tela 100% de algodón 280GSM, libre de ácidos y con varias capas de gesso (una mezcla de un aglutinante con tiza, yeso y pigmento). Las pinturas, sin mucho secreto son de la marca Jovi para niños.

Los gruesos trazos definidos reflejan la energía inherente en las cosas y en nosotros mismos y como su choque contra las barreras naturales generan una explosión de energía expresada en forma de manos rojas y azules.

Es esta representación casi monumental de la mano izquierda la que cobra mayor significancia en el lienzo y su elevación virtual impacta visualmente con el resto de colores para reclamar el derecho a estar, a existir, y para realzar esa conexión con los trazos verdes superiores que enfatizan el fluir de la energía en nosotros, y sobre como se regeneran en ese mar de indefinición para finalmente volver a florecer con fuerza.

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